Vicente Álvarez, socio n. 12
No resulta nada fácil contar con palabras la experiencia del Sheperd Bush el pasado 21 de febrero en Londres. Para mí era (y ya lo hablamos entre nosotros) una especie de desvirgamiento. En realidad, me sentía como un monaguillo en medio de cardenales y obispos. Supongo que yo he sido el último en llegar a Jethro Tull, pero bueno, nunca es tarde. Quizá me he estado preparando para ello toda mi vida. Por otro lado, pienso que tengo un concepto de Jethro bastante distinto al de la mayoría. Para mí, Jethro Tull es Ian Anderson. Y punto. Por eso, porque pienso que Anderson es un genio y el mejor músico del siglo XX, conocerlo en persona ha sido como un sueño irrealizable que ha acabado por cumplirse. En realidad, creo que todos estamos de acuerdo con el hecho de que en el mundo quedan seis o siete genios vivos. Pues bien, el sábado pasado tuvimos la oportunidad de conocer a uno de ellos, charlar con él un rato, agobiarle un poquito (resulta increíble que un monstruo de la escena sea tan tímido) y hacernos unas pocas fotos. Incluso yo tuve la suerte de que me diera la mano que, por cierto, no me lavaré en unos cuantos años.....
Bueno, respecto al concierto, qué voy a decir yo. ¡¡¡Una maravilla!!!! Lástima que Anderson no se arrancara con mi Thick as a brick.... Otra vez será. De voz, mucho mejor de lo que pensaba. Y con la flauta, rozó la gloria. Únicamente lamentar que la mayoría no domináramos el inglés y nos perdiéramos los jugosos comentarios y chanzas de todo tipo de Anderson con las que la gente se desternillaba. También lamentar a un par de borrachuzos que se habían dejado el cerebro en casa y que nos dieron un poco la lata durante el concierto.... Nada más. Intento recuperame de la emoción y espero ver todas las fotos colgadas de la página web. Agradeceros a todos la compañía y el cariño. Albert, Nuria, Jordi, Cristobal y todos los demás. Sois cojonudos.
Jesús Abril, socio n. 50
El cansancio, el sueño y los deseos de tomar algo calentito es un mal menor que se paga por la aventurilla de haber convivido con gente estupenda como vosotros.
Dos impresiones generales saco del viaje. La primera que podría considerarse negativa es la sorprendente constatación (por que yo todavía me sorprendo) de la uniformidad en las costumbres, en las vivencias y en la cultura; la reiteración en la banalidad de las gentes comunes. Me he visto 7 horas paseando por la calle Pelayo, Gran Vía y Tallers, viendo o comprando en las mismas tiendas, las mismas películas o CD's, los mismos jerséis o camisetas etc, etc..,(efectos de la globalización). A mí me hubiera gustado recorrer el viejo Londres narrado por Arthur Conan Doyle, Charles Dickens, Edgar Alan Poe, pero no pudo ser......
La segunda y por la cual repetiría el viaje es otra constatación: al igual que el vino mejora con la edad, ¡Jethro Tull !. Qué magnifico vino reserva degustado directamente de una vieja barrica de roble (el viejo y magnifico teatro SHEPHERDS BUSH EMPIRE), ¡qué sonido! ¡chapó!.
Y yo, que nunca he sido mitómano, comprendo vuestra admiración y gozo, que he compartido gustosamente.
Jordi Romaguera , socio n. 25
Viaje a Londres: OBJETIVO CUMPLIDO.
EL VIAJE
Ha sido frenetico. Coche hasta el aeropueto, avión hasta Londres, autocar hasta el centro, metro hasta el hotel.
Pero todo tiene su recompensa.
TULLIANOS
Jamas hubiera creido que este rollete de la música me llevaria a conocer a estos personajes.
Supongo que para ser seguidor de JT, es imprescindible ser persona.
Buenas tertulias, mejores criterios y...los mas importante: todas las opiniones son aceptadas.
Estoy contento de pertenecer a esta fauna que escucha una musica, como dice un buen amigo, inclasificable.
CONCIERTO
Magnifico. Ya con los "teloneros" empecé a notar como las pulsaciones iban en crescendo. Sir Martin Lancelot Barre es
un fenoooomeno, y los que estaban sobre el escenario cumplieron a la perfección.
Un pequeño descanso y empezó a sonar musica celestial. Living in the past, Nothing is easy.........
Al lado mio estaba un italiano de Milan que dio en el clavo con la expresión que se le escapó: esto es divino.
Disfrutamos muchísimo con todos los temas (siempre se queda algo en el tintero) y salimos flipando.
Anderson y compañia habían impartido otra magistral clase de música con la maestria habitual.
El local era acogedor y tenia muy buena acustica.
Y DESPUÉS...
Contentos como niños que los llevan de excursión por primera vez, pudimos conocer "in person" a esta gente que nos arrastra musicalmente desde hace bastantes años.
Arremolinados al fondo de la sala y como quinceañeras intentabamos localizar al Flautista de Hamelin y demas personajes del cuento, al final pudimos compartir unos minutos de felicidad al lado de Anderson, Martin, Noyse y Perry.
Tremenda experiencia.
Albert Villanueva, socio n. 1
El primer viaje que organizamos desde Tullianos me ha servido para constatar algunas cosas que me parecen importantes:
1º Jethro Tull sigue siendo grande. La calidad de los temas y, sobretodo, la maravillosa interpretación en directo por parte de todos los componentes, hace de los conciertos de los Tull un experiencia única.
2º ¡Cómo cambia ver un concierto en un teatro como el Shephered o como el Hammersmith! La sonoridad de estos locales no tiene nada que ver con los pabellones deportivos... Además, se agradece el poder estar cómodamente sentado en una butaca. Personalmente, a mí ya me ha pasado el momento de saltar como un loco en un concierto.
3º ¡Qué feliz se queda uno cuando cumple uno de aquellos sueños imposibles! Si alguien me dice hace unos años que algún día podría estar al lado de Anderson y hablar con él, le hubiera tachado de cruel por burlarse de mí.Gracias a nuestra Asociación he podido realizar uno de aquellos imposibles que circulan por nuestra vida.
4º Anderson tiene un alter-ego. Creo que Anderson creó un personaje para ponerse al frente de Jethro Tull. La persona desenvuelta, el director de masas desde el escenario, el bufón con mallas o con pañuelo pirata, el sátiro lascivo que blande la flauta como un largo pene, no tiene nada que ver con el Anderson que aparece al bajar del escenario. Cuando los focos se apagan, Anderson es una persona tímida, insegura, que no disfruta del contacto con la gente. De todas maneras, cabe decir que me encontré con un Anderson más simpático y agradable de lo que mes esperaba.
5º ¡Cómo me gusta la gente tulliana!. Desde que nuestra asociación está en marcha, no deja de sorprenderme la calidad de la gente que me voy encontrando. No conozco personalmente a todos los socios, pero debo decir que es maravilloso encontrarse, charlar, convivir y compartir con gente que tiene algo en común contigo. Me emociona esta gente. La madurez de todos nosotros hace que podamos degustar encuentros como el de este fin de semana en Londres. Y sólo deseo poder reencontrame con estos y otros tullianos para poder paladear este verdadero placer que nos ofrece la vida.
Cristóbal Vergara , socio n. 18
Todo lo que ha ocurrido con el concierto de Londres es un buen ejemplo de para que debe servir la asociación de Tullianos. Como dice un proverbio árabe: Si Mahoma no va a la montaña, la montaña debe ir a Mahoma así que nos vimos en la necesidad de acudir a ver a nuestra "divinidad". He de reconocer que hace un año cuando nuestra asociación ni existía, no me imaginaba todo lo que se ha logrado hasta este momento. Celebrar una convención y organizar un viaje para ir a verlos al mismísimo Londres y que además para colofón nos recibiera el grupo, son logros que jamas se me pasaron por la cabeza. Mucha de la culpa de todos estos objetivos logrados, la tiene Albert Villanueva por su ingenio y tesón.
La verdad es que lo que me animó bastante a apuntarme al viaje era el poder ir a Londres y conseguir allí rarezas de los Tull. La capital británica es uno de los paraísos para los coleccionistas de los Jethro. Si el concierto hubiera sido en una ciudad pequeña como Folkestone o Cardiff seguramente no me habría apuntado. Afortunadamente confié en el grupo y esta vez no fallaron. Además Albert consiguió la acreditación de fotógrafo para nosotros a sugerencia mía, pues yo soy reportero ocasional (aunque no musical). Ahora yo sería los ojos de Tullianos en Londres.
El viaje lo realicé solo (fui el único de Madrid), cargado con una pesada bolsa repleta de material fotográfico y botellas de Rioja para todo el grupo. La mañana del sábado 20 de Febrero, había una feria de coleccionismo de discos en la Sala Olimpia. No falté y había de todo, desde un single rarísimo Turco pero por 250 Euros (con eso uno se paga todo el viaje) que por supuesto mi economía no se puede permitir y me encontré con otros artículos mas asequibles como un póster firmado por Anderson por solo 3 Libras que nada mas verlo: ¡A la saca!. Después de arrasar por la feria el primer objetivo estaba logrado. El segundo era lograr buenas fotos. Tengo que reconocer que para mí era mayor aliciente el realizar el reportaje que el poder estar unos instantes junto a I. Anderson, sencillamente porque ese sueño ya lo realicé años atrás. Al medio día (con la pesada bolsa) me reuní con parte de los Tullianos. El ambiente siempre es muy bueno. Cómo explicar que te encuentras con gente que como uno mismo realiza un viaje de miles de kilómetros para asistir a un concierto único. La sensación es parecida a la vivida en nuestra primera convención. Durante la improvisada comida en un KFC hablamos de nuestra pasión por el grupo y nuestros otros gustos que no siempre encajan con Jethro Tull. Me enteré que a alguno le gustaba Franco Battiato y lo que es peor, otro profesaba una gran devoción por Ana Belén (Dios mío, que pena me da). Sobre las cinco de la tarde quedamos en la céntrica calle de Oxford St. con el resto de los Tullianos. Nos dio tiempo de perdernos y encontrar el camino. Por fin todos juntos fuimos hacia el Shepherds Bush Empire una hora mas tarde. No te puedes imaginar la sensación cuando sales del metro y vas por las gélidas calles londinenses y de pronto a lo lejos, en la fachada del teatro con unos rótulos luminosos lees: JETHRO TULL. Uno empieza a sospechar que se avecina una gran noche.
En Reino Unido la palabra "organización", es real y normalmente todo funciona puntualmente y correctamente. En España lo mas parecido a esa palabra es "desorganización" y gracias a la improvisación, no sólo logramos que no cunda el pánico, sino que además algunas personas tengan la impresión de que realmente existe en nuestro país la mencionada palabra. Mientras estábamos en la cola de la entrada de forma ordenada tuvimos tiempo de ver pasar a nuestro lado a Jonathan Noyce y a Andrew Giddings (sólo nosotros les reconocimos) e incluso hasta la versión mulata de Marge Simpson nos ofreció entradas de reventa. Nada mas entrar tuvimos que esperar a que nos dieran nuestros pases del "After Show" y el de fotógrafo para mi, pero resulta que pronunciar Albert Villanueva es muy fácil para nosotros pero muy difícil para los ingleses. Tuvo que venir James (el hijo de I.A) para solucionar el problema. Fue cuando él nos preguntó si el nombre era "Villa...nueve" y yo le contesté que no eran nueve sino once más uno de fotógrafo. Todos se rieron y quedó patente mi nivel de inglés (por algo siempre lo suspendí en el colegio). El teatro por dentro era una preciosidad, un patio de butacas más tres entresuelos y gran número de adornados palcos que lo convertían en una delicia a la vista.
Cuando me dispuse por fin a sacar la cámara de fotos viene la desagradable sorpresa: Está prohibido el uso del flash, incluso para los reporteros. Para cualquiera que entienda de fotografía sabe que esta circunstancia cambia totalmente el panorama. Si se tratara de un concierto de Pablo Milanés no importaría tanto, pero si de lo que se trata es de hacer fotos a un tío dando saltos con una flauta y que no para de moverse, esta tarea es muy problemática. Además me dicen que no me puedo mover del limitado espacio de un par de metros en el margen izquierdo del escenario y perfectamente indicado con una línea blanca, aunque eso no es mucho problema pues sólo éramos dos fotógrafos. Cuando empiezo a ver cómo soluciono lo del flash (tan solo disponía de un único carrete para foto sin flash) y saco el carrete que tenia cargado y que no servía, comienza a tocar el telonero: Nada menos que Martin Barre. Hice varias fotos pero intuía que no tenía la combinación perfecta de velocidad y diafragma.
Me gustaría recalcar el concierto a cargo de Barre y debido seguramente a que casi todo el mundo relata la parte principal de la noche, este queda ensombrecido, pero la verdad es que fue soberbio. Afortunadamente él tocaba en mi lado y en ocasiones a un metro de mi y el bafle que tenía a escasos centímetros de mi oreja me atronaba (ya se sabe que: Sarna con gusto no pica) a Barre le acompañaba Willy Porter, otro excelente guitarrista. Al bajo y la batería los mismos componentes de Tull. Después de un par de temas aparece I. A. para acompañarle a la flauta en "Protect and Survive" y "A Winter Snowscape". Es curioso que cuando se ve aparecer a Anderson salir, sólo suscita cálidos y cortos aplausos. Martin toca varios temas de su ultimo trabajo en solitario y de ellos recuerdo "Murpy's Paw" y "D.I.Y." Willy Porter canta el solo con su acústica (su punto fuerte) el tema "Breathe" que te deja literalmente sin aliento y también "Everything but Sorry". A cualquiera le recomiendo el tercer trabajo en solitario de Martin Barre "Stage Left" pues creo que es el mejor de todos. Termina el concierto de Barre que sabe a poco si no es porque ya uno adivina que faltan pocos minutos para el concierto principal.
Realizo las oportunas correcciones en la cámara y esta vez creo que todo saldrá mejor. Ahora los fotógrafos ya somos ocho pero hago prevalecer mi derecho de estar antes que ellos a pesar de lo que dicen algunos en un inteligible inglés, no me muevo de mi sitio preferente y si no hay espacio para todos, haber estado antes. Es curioso que cuando comienza a sonar "Living in the Past" y aparece el líder, el teatro se pone de pie y se produce una ensordecedora ovación.
Si uno es fan de un grupo y se esta viendo uno de sus memorables conciertos pero lo que realmente tiene que estar haciendo es la labor de fotógrafo puedo asegurar que se pasa mal. Uno no para de maldecirse de que I.A. no para de moverse, no encuentras el encuadre perfecto y encima no puedes derrochar fotos porque tan solo dispones de un carrete. Ni que decir tiene que yo era el único fotógrafo que al final de las canciones aplaudía enfurecidamente y el resto de profesionales me miraban con extrañeza por cómo había logrado "colarme" allí. Desdichadamente en las tres primeras canciones que disponíamos, Ian no tocó otro instrumento excepto la flauta por lo que casi todas las fotos se parecen mucho. A continuación seguridad nos expulsa del rincón y por supuesto yo soy el ultimo y me sacan agarrándome del brazo. Cuando vamos por el pasillo Anderson gasta una broma diciendo que hay más canciones, que él publico no se ponga nervioso, pues ve que tan temprano la gente abandona el recinto. Cuando intento dirigirme a mi butaca del entresuelo me dice que adónde voy. Le enseño mi entrada pero me cuenta que con el material fotográfico es imposible así que me lo retira y me entrega un tiquet (todo está muy ordenado). No contento con ello me pregunta repetidamente si llevo alguna cámara oculta, le contesto varias veces que no, pero como no se fía en un alarde de prepotencia me registra, cacheándome por todos los lados. Se me pone cara de mala hostia pero pienso que no he hecho miles de kilómetros para discutir con necios así que me voy deprisa a mi butaca acordándome de ese hijo de la Gran Bretaña (ya me he perdido casi por completo "Eurology") Cuando ocupé mi asiento (mis amigos me guardaron la más cercana al pasillo y más céntrica) me esforcé por disfrutar por fin del resto del show. El sonido era absolutamente perfecto y sonaba como en el DVD en directo (no exagero), era tan bueno que se notaba cuando Ian se equivocaba (un par de veces). Durante la presentación de "Fat Man", Anderson se dedicó a bromear sobre el espinoso tema de Dee Palmer. De como le llamó David para invitarle a su amputación de ... (Ian hacía un gesto de tijeretazo con los dedos en la zona genital) Finalmente le dedicó dicho tema a David (ó Dee). En "Songs from the Wood" Willy Porter ayúdo con la armonía de voces. La selección me pareció muy buena. Las que más me agradaron fueron "Nothing is Easy", "Mother Goose" y "My God". Creo que la única que sobraba era "A Week of Moments" pues de su ultimo trabajo en solitario existen un puñado de buenas canciones y hubiera preferido oír otra. Hasta que los globos revolotean por el espacio del Bush Empire yo disfrute como en pocos conciertos. Cuando la gente se retiraba hacia la salida, nuestra cara resplandecía, para ellos se acabó el espectáculo pero para nosotros continuaba. Llegamos a la fiesta en un pequeño local con barra y música y esperamos durante unos veinte minutos. El primero que nos recibió fue M. Barre que estuvo agradable, muy atento con todos y sorprendentemente locuaz, pero nuestro raquítico inglés no permite una conversación muy fluida. Como el resto del grupo, se sorprendió mucho por el regalo de vino español. Mas tarde fue I. A. el que apareció y por supuesto era el que todo el mundo esperaba con más ansia.. Yo le molesté lo mínimo imprescindible pues cuando estoy a su lado me ataca la timidez y me cuesta encontrar palabras con las que alabar y asegurarle mi fidelidad a su trabajo. El pobre Anderson estaba desorientado por tanta gente alrededor con regalos por doquier y firmaba todo lo que se le ponía delante. Cuando se le obsequió con el CD-R de Tullianos su primera intención fue firmarlo y con nuestro inglés hispánico le explicamos que era para él. Con la excusa de que tenía otros invitados esperando en el extremo de la sala se despidió de nosotros cuando en realidad lo que quería era "atender" al par de jóvenes alemanas que teníamos al lado (comprensible, yo hubiera hecho lo mismo). Mas tarde acudió J. Noyce que también agradeció todas las atenciones.
Podíamos quedarnos hasta la hora que quisiéramos pero él ultimo metro con destino al centro salía a las doce en punto, así que tan solo un cuarto de hora antes salimos con dirección a la estación, pues si no teníamos que volver a pie. Cuando salíamos de la sala entraba Doane Perry y fugazmente le entregué la botellita de vino. Es curioso que todos los miembros de la banda cuando recibían la botella repetían: ¡I like the Spanish wine!. El teclista A. Giddings no apareció y aunque le preguntamos al resto de los músicos nadie sabía donde estaba o si se había largado.
Los Tullianos que quedamos en Londres (otros tenían que volver directamente al aeropuerto para enlazar con un vuelo de madrugada) celebramos en el único local que encontramos abierto (nuevamente un KFC) y sin bebidas alcohólicas nuestro triunfo y brindando por que no fuera la ultima ocasión que nos reuníamos para un concierto. Después de mi vuelta a España quedaba la prueba de fuego del revelado. Cuando fui el Lunes a recoger las fotos, cruzaba los dedos. Las primeras fotos eran ... ¡Un desastre! (Todas las de M. Barre) pero afortunadamente del concierto de Jethro eran buenas, incluso algunas muy buenas. Menos mal, si la llego a cagar con las fotos me habrían llovido muchas críticas aunque desafío a cualquiera a ver si puede hacer fotos mejores con las circunstancias desfavorables que he contado, aunque sé que tenia para lo bueno y para lo malo, la responsabilidad de "enseñar" alguna instantánea de aquello.
Bueno, perdón por alargarme tanto pero desde mi humilde posición de narrador quería que todo aquel que no estuvo conociera todos los pormenores de mi subjetivo punto de vista de aquel viaje. Si a alguien le ha parecido aburrido, pido disculpas y si a otros les ha parecido que "remotamente" estuvieron allí, pues muchas gracias.
Sinceramente: Un Tulliano mas
No resulta nada fácil contar con palabras la experiencia del Sheperd Bush el pasado 21 de febrero en Londres. Para mí era (y ya lo hablamos entre nosotros) una especie de desvirgamiento. En realidad, me sentía como un monaguillo en medio de cardenales y obispos. Supongo que yo he sido el último en llegar a Jethro Tull, pero bueno, nunca es tarde. Quizá me he estado preparando para ello toda mi vida. Por otro lado, pienso que tengo un concepto de Jethro bastante distinto al de la mayoría. Para mí, Jethro Tull es Ian Anderson. Y punto. Por eso, porque pienso que Anderson es un genio y el mejor músico del siglo XX, conocerlo en persona ha sido como un sueño irrealizable que ha acabado por cumplirse. En realidad, creo que todos estamos de acuerdo con el hecho de que en el mundo quedan seis o siete genios vivos. Pues bien, el sábado pasado tuvimos la oportunidad de conocer a uno de ellos, charlar con él un rato, agobiarle un poquito (resulta increíble que un monstruo de la escena sea tan tímido) y hacernos unas pocas fotos. Incluso yo tuve la suerte de que me diera la mano que, por cierto, no me lavaré en unos cuantos años.....
Bueno, respecto al concierto, qué voy a decir yo. ¡¡¡Una maravilla!!!! Lástima que Anderson no se arrancara con mi Thick as a brick.... Otra vez será. De voz, mucho mejor de lo que pensaba. Y con la flauta, rozó la gloria. Únicamente lamentar que la mayoría no domináramos el inglés y nos perdiéramos los jugosos comentarios y chanzas de todo tipo de Anderson con las que la gente se desternillaba. También lamentar a un par de borrachuzos que se habían dejado el cerebro en casa y que nos dieron un poco la lata durante el concierto.... Nada más. Intento recuperame de la emoción y espero ver todas las fotos colgadas de la página web. Agradeceros a todos la compañía y el cariño. Albert, Nuria, Jordi, Cristobal y todos los demás. Sois cojonudos.
Jesús Abril, socio n. 50
El cansancio, el sueño y los deseos de tomar algo calentito es un mal menor que se paga por la aventurilla de haber convivido con gente estupenda como vosotros.
Dos impresiones generales saco del viaje. La primera que podría considerarse negativa es la sorprendente constatación (por que yo todavía me sorprendo) de la uniformidad en las costumbres, en las vivencias y en la cultura; la reiteración en la banalidad de las gentes comunes. Me he visto 7 horas paseando por la calle Pelayo, Gran Vía y Tallers, viendo o comprando en las mismas tiendas, las mismas películas o CD's, los mismos jerséis o camisetas etc, etc..,(efectos de la globalización). A mí me hubiera gustado recorrer el viejo Londres narrado por Arthur Conan Doyle, Charles Dickens, Edgar Alan Poe, pero no pudo ser......
La segunda y por la cual repetiría el viaje es otra constatación: al igual que el vino mejora con la edad, ¡Jethro Tull !. Qué magnifico vino reserva degustado directamente de una vieja barrica de roble (el viejo y magnifico teatro SHEPHERDS BUSH EMPIRE), ¡qué sonido! ¡chapó!.
Y yo, que nunca he sido mitómano, comprendo vuestra admiración y gozo, que he compartido gustosamente.
Jordi Romaguera , socio n. 25
Viaje a Londres: OBJETIVO CUMPLIDO.
EL VIAJE
Ha sido frenetico. Coche hasta el aeropueto, avión hasta Londres, autocar hasta el centro, metro hasta el hotel.
Pero todo tiene su recompensa.
TULLIANOS
Jamas hubiera creido que este rollete de la música me llevaria a conocer a estos personajes.
Supongo que para ser seguidor de JT, es imprescindible ser persona.
Buenas tertulias, mejores criterios y...los mas importante: todas las opiniones son aceptadas.
Estoy contento de pertenecer a esta fauna que escucha una musica, como dice un buen amigo, inclasificable.
CONCIERTO
Magnifico. Ya con los "teloneros" empecé a notar como las pulsaciones iban en crescendo. Sir Martin Lancelot Barre es
un fenoooomeno, y los que estaban sobre el escenario cumplieron a la perfección.
Un pequeño descanso y empezó a sonar musica celestial. Living in the past, Nothing is easy.........
Al lado mio estaba un italiano de Milan que dio en el clavo con la expresión que se le escapó: esto es divino.
Disfrutamos muchísimo con todos los temas (siempre se queda algo en el tintero) y salimos flipando.
Anderson y compañia habían impartido otra magistral clase de música con la maestria habitual.
El local era acogedor y tenia muy buena acustica.
Y DESPUÉS...
Contentos como niños que los llevan de excursión por primera vez, pudimos conocer "in person" a esta gente que nos arrastra musicalmente desde hace bastantes años.
Arremolinados al fondo de la sala y como quinceañeras intentabamos localizar al Flautista de Hamelin y demas personajes del cuento, al final pudimos compartir unos minutos de felicidad al lado de Anderson, Martin, Noyse y Perry.
Tremenda experiencia.
Albert Villanueva, socio n. 1
El primer viaje que organizamos desde Tullianos me ha servido para constatar algunas cosas que me parecen importantes:
1º Jethro Tull sigue siendo grande. La calidad de los temas y, sobretodo, la maravillosa interpretación en directo por parte de todos los componentes, hace de los conciertos de los Tull un experiencia única.
2º ¡Cómo cambia ver un concierto en un teatro como el Shephered o como el Hammersmith! La sonoridad de estos locales no tiene nada que ver con los pabellones deportivos... Además, se agradece el poder estar cómodamente sentado en una butaca. Personalmente, a mí ya me ha pasado el momento de saltar como un loco en un concierto.
3º ¡Qué feliz se queda uno cuando cumple uno de aquellos sueños imposibles! Si alguien me dice hace unos años que algún día podría estar al lado de Anderson y hablar con él, le hubiera tachado de cruel por burlarse de mí.Gracias a nuestra Asociación he podido realizar uno de aquellos imposibles que circulan por nuestra vida.
4º Anderson tiene un alter-ego. Creo que Anderson creó un personaje para ponerse al frente de Jethro Tull. La persona desenvuelta, el director de masas desde el escenario, el bufón con mallas o con pañuelo pirata, el sátiro lascivo que blande la flauta como un largo pene, no tiene nada que ver con el Anderson que aparece al bajar del escenario. Cuando los focos se apagan, Anderson es una persona tímida, insegura, que no disfruta del contacto con la gente. De todas maneras, cabe decir que me encontré con un Anderson más simpático y agradable de lo que mes esperaba.
5º ¡Cómo me gusta la gente tulliana!. Desde que nuestra asociación está en marcha, no deja de sorprenderme la calidad de la gente que me voy encontrando. No conozco personalmente a todos los socios, pero debo decir que es maravilloso encontrarse, charlar, convivir y compartir con gente que tiene algo en común contigo. Me emociona esta gente. La madurez de todos nosotros hace que podamos degustar encuentros como el de este fin de semana en Londres. Y sólo deseo poder reencontrame con estos y otros tullianos para poder paladear este verdadero placer que nos ofrece la vida.
Cristóbal Vergara , socio n. 18
Todo lo que ha ocurrido con el concierto de Londres es un buen ejemplo de para que debe servir la asociación de Tullianos. Como dice un proverbio árabe: Si Mahoma no va a la montaña, la montaña debe ir a Mahoma así que nos vimos en la necesidad de acudir a ver a nuestra "divinidad". He de reconocer que hace un año cuando nuestra asociación ni existía, no me imaginaba todo lo que se ha logrado hasta este momento. Celebrar una convención y organizar un viaje para ir a verlos al mismísimo Londres y que además para colofón nos recibiera el grupo, son logros que jamas se me pasaron por la cabeza. Mucha de la culpa de todos estos objetivos logrados, la tiene Albert Villanueva por su ingenio y tesón.
La verdad es que lo que me animó bastante a apuntarme al viaje era el poder ir a Londres y conseguir allí rarezas de los Tull. La capital británica es uno de los paraísos para los coleccionistas de los Jethro. Si el concierto hubiera sido en una ciudad pequeña como Folkestone o Cardiff seguramente no me habría apuntado. Afortunadamente confié en el grupo y esta vez no fallaron. Además Albert consiguió la acreditación de fotógrafo para nosotros a sugerencia mía, pues yo soy reportero ocasional (aunque no musical). Ahora yo sería los ojos de Tullianos en Londres.
El viaje lo realicé solo (fui el único de Madrid), cargado con una pesada bolsa repleta de material fotográfico y botellas de Rioja para todo el grupo. La mañana del sábado 20 de Febrero, había una feria de coleccionismo de discos en la Sala Olimpia. No falté y había de todo, desde un single rarísimo Turco pero por 250 Euros (con eso uno se paga todo el viaje) que por supuesto mi economía no se puede permitir y me encontré con otros artículos mas asequibles como un póster firmado por Anderson por solo 3 Libras que nada mas verlo: ¡A la saca!. Después de arrasar por la feria el primer objetivo estaba logrado. El segundo era lograr buenas fotos. Tengo que reconocer que para mí era mayor aliciente el realizar el reportaje que el poder estar unos instantes junto a I. Anderson, sencillamente porque ese sueño ya lo realicé años atrás. Al medio día (con la pesada bolsa) me reuní con parte de los Tullianos. El ambiente siempre es muy bueno. Cómo explicar que te encuentras con gente que como uno mismo realiza un viaje de miles de kilómetros para asistir a un concierto único. La sensación es parecida a la vivida en nuestra primera convención. Durante la improvisada comida en un KFC hablamos de nuestra pasión por el grupo y nuestros otros gustos que no siempre encajan con Jethro Tull. Me enteré que a alguno le gustaba Franco Battiato y lo que es peor, otro profesaba una gran devoción por Ana Belén (Dios mío, que pena me da). Sobre las cinco de la tarde quedamos en la céntrica calle de Oxford St. con el resto de los Tullianos. Nos dio tiempo de perdernos y encontrar el camino. Por fin todos juntos fuimos hacia el Shepherds Bush Empire una hora mas tarde. No te puedes imaginar la sensación cuando sales del metro y vas por las gélidas calles londinenses y de pronto a lo lejos, en la fachada del teatro con unos rótulos luminosos lees: JETHRO TULL. Uno empieza a sospechar que se avecina una gran noche.
En Reino Unido la palabra "organización", es real y normalmente todo funciona puntualmente y correctamente. En España lo mas parecido a esa palabra es "desorganización" y gracias a la improvisación, no sólo logramos que no cunda el pánico, sino que además algunas personas tengan la impresión de que realmente existe en nuestro país la mencionada palabra. Mientras estábamos en la cola de la entrada de forma ordenada tuvimos tiempo de ver pasar a nuestro lado a Jonathan Noyce y a Andrew Giddings (sólo nosotros les reconocimos) e incluso hasta la versión mulata de Marge Simpson nos ofreció entradas de reventa. Nada mas entrar tuvimos que esperar a que nos dieran nuestros pases del "After Show" y el de fotógrafo para mi, pero resulta que pronunciar Albert Villanueva es muy fácil para nosotros pero muy difícil para los ingleses. Tuvo que venir James (el hijo de I.A) para solucionar el problema. Fue cuando él nos preguntó si el nombre era "Villa...nueve" y yo le contesté que no eran nueve sino once más uno de fotógrafo. Todos se rieron y quedó patente mi nivel de inglés (por algo siempre lo suspendí en el colegio). El teatro por dentro era una preciosidad, un patio de butacas más tres entresuelos y gran número de adornados palcos que lo convertían en una delicia a la vista.
Cuando me dispuse por fin a sacar la cámara de fotos viene la desagradable sorpresa: Está prohibido el uso del flash, incluso para los reporteros. Para cualquiera que entienda de fotografía sabe que esta circunstancia cambia totalmente el panorama. Si se tratara de un concierto de Pablo Milanés no importaría tanto, pero si de lo que se trata es de hacer fotos a un tío dando saltos con una flauta y que no para de moverse, esta tarea es muy problemática. Además me dicen que no me puedo mover del limitado espacio de un par de metros en el margen izquierdo del escenario y perfectamente indicado con una línea blanca, aunque eso no es mucho problema pues sólo éramos dos fotógrafos. Cuando empiezo a ver cómo soluciono lo del flash (tan solo disponía de un único carrete para foto sin flash) y saco el carrete que tenia cargado y que no servía, comienza a tocar el telonero: Nada menos que Martin Barre. Hice varias fotos pero intuía que no tenía la combinación perfecta de velocidad y diafragma.
Me gustaría recalcar el concierto a cargo de Barre y debido seguramente a que casi todo el mundo relata la parte principal de la noche, este queda ensombrecido, pero la verdad es que fue soberbio. Afortunadamente él tocaba en mi lado y en ocasiones a un metro de mi y el bafle que tenía a escasos centímetros de mi oreja me atronaba (ya se sabe que: Sarna con gusto no pica) a Barre le acompañaba Willy Porter, otro excelente guitarrista. Al bajo y la batería los mismos componentes de Tull. Después de un par de temas aparece I. A. para acompañarle a la flauta en "Protect and Survive" y "A Winter Snowscape". Es curioso que cuando se ve aparecer a Anderson salir, sólo suscita cálidos y cortos aplausos. Martin toca varios temas de su ultimo trabajo en solitario y de ellos recuerdo "Murpy's Paw" y "D.I.Y." Willy Porter canta el solo con su acústica (su punto fuerte) el tema "Breathe" que te deja literalmente sin aliento y también "Everything but Sorry". A cualquiera le recomiendo el tercer trabajo en solitario de Martin Barre "Stage Left" pues creo que es el mejor de todos. Termina el concierto de Barre que sabe a poco si no es porque ya uno adivina que faltan pocos minutos para el concierto principal.
Realizo las oportunas correcciones en la cámara y esta vez creo que todo saldrá mejor. Ahora los fotógrafos ya somos ocho pero hago prevalecer mi derecho de estar antes que ellos a pesar de lo que dicen algunos en un inteligible inglés, no me muevo de mi sitio preferente y si no hay espacio para todos, haber estado antes. Es curioso que cuando comienza a sonar "Living in the Past" y aparece el líder, el teatro se pone de pie y se produce una ensordecedora ovación.
Si uno es fan de un grupo y se esta viendo uno de sus memorables conciertos pero lo que realmente tiene que estar haciendo es la labor de fotógrafo puedo asegurar que se pasa mal. Uno no para de maldecirse de que I.A. no para de moverse, no encuentras el encuadre perfecto y encima no puedes derrochar fotos porque tan solo dispones de un carrete. Ni que decir tiene que yo era el único fotógrafo que al final de las canciones aplaudía enfurecidamente y el resto de profesionales me miraban con extrañeza por cómo había logrado "colarme" allí. Desdichadamente en las tres primeras canciones que disponíamos, Ian no tocó otro instrumento excepto la flauta por lo que casi todas las fotos se parecen mucho. A continuación seguridad nos expulsa del rincón y por supuesto yo soy el ultimo y me sacan agarrándome del brazo. Cuando vamos por el pasillo Anderson gasta una broma diciendo que hay más canciones, que él publico no se ponga nervioso, pues ve que tan temprano la gente abandona el recinto. Cuando intento dirigirme a mi butaca del entresuelo me dice que adónde voy. Le enseño mi entrada pero me cuenta que con el material fotográfico es imposible así que me lo retira y me entrega un tiquet (todo está muy ordenado). No contento con ello me pregunta repetidamente si llevo alguna cámara oculta, le contesto varias veces que no, pero como no se fía en un alarde de prepotencia me registra, cacheándome por todos los lados. Se me pone cara de mala hostia pero pienso que no he hecho miles de kilómetros para discutir con necios así que me voy deprisa a mi butaca acordándome de ese hijo de la Gran Bretaña (ya me he perdido casi por completo "Eurology") Cuando ocupé mi asiento (mis amigos me guardaron la más cercana al pasillo y más céntrica) me esforcé por disfrutar por fin del resto del show. El sonido era absolutamente perfecto y sonaba como en el DVD en directo (no exagero), era tan bueno que se notaba cuando Ian se equivocaba (un par de veces). Durante la presentación de "Fat Man", Anderson se dedicó a bromear sobre el espinoso tema de Dee Palmer. De como le llamó David para invitarle a su amputación de ... (Ian hacía un gesto de tijeretazo con los dedos en la zona genital) Finalmente le dedicó dicho tema a David (ó Dee). En "Songs from the Wood" Willy Porter ayúdo con la armonía de voces. La selección me pareció muy buena. Las que más me agradaron fueron "Nothing is Easy", "Mother Goose" y "My God". Creo que la única que sobraba era "A Week of Moments" pues de su ultimo trabajo en solitario existen un puñado de buenas canciones y hubiera preferido oír otra. Hasta que los globos revolotean por el espacio del Bush Empire yo disfrute como en pocos conciertos. Cuando la gente se retiraba hacia la salida, nuestra cara resplandecía, para ellos se acabó el espectáculo pero para nosotros continuaba. Llegamos a la fiesta en un pequeño local con barra y música y esperamos durante unos veinte minutos. El primero que nos recibió fue M. Barre que estuvo agradable, muy atento con todos y sorprendentemente locuaz, pero nuestro raquítico inglés no permite una conversación muy fluida. Como el resto del grupo, se sorprendió mucho por el regalo de vino español. Mas tarde fue I. A. el que apareció y por supuesto era el que todo el mundo esperaba con más ansia.. Yo le molesté lo mínimo imprescindible pues cuando estoy a su lado me ataca la timidez y me cuesta encontrar palabras con las que alabar y asegurarle mi fidelidad a su trabajo. El pobre Anderson estaba desorientado por tanta gente alrededor con regalos por doquier y firmaba todo lo que se le ponía delante. Cuando se le obsequió con el CD-R de Tullianos su primera intención fue firmarlo y con nuestro inglés hispánico le explicamos que era para él. Con la excusa de que tenía otros invitados esperando en el extremo de la sala se despidió de nosotros cuando en realidad lo que quería era "atender" al par de jóvenes alemanas que teníamos al lado (comprensible, yo hubiera hecho lo mismo). Mas tarde acudió J. Noyce que también agradeció todas las atenciones.
Podíamos quedarnos hasta la hora que quisiéramos pero él ultimo metro con destino al centro salía a las doce en punto, así que tan solo un cuarto de hora antes salimos con dirección a la estación, pues si no teníamos que volver a pie. Cuando salíamos de la sala entraba Doane Perry y fugazmente le entregué la botellita de vino. Es curioso que todos los miembros de la banda cuando recibían la botella repetían: ¡I like the Spanish wine!. El teclista A. Giddings no apareció y aunque le preguntamos al resto de los músicos nadie sabía donde estaba o si se había largado.
Los Tullianos que quedamos en Londres (otros tenían que volver directamente al aeropuerto para enlazar con un vuelo de madrugada) celebramos en el único local que encontramos abierto (nuevamente un KFC) y sin bebidas alcohólicas nuestro triunfo y brindando por que no fuera la ultima ocasión que nos reuníamos para un concierto. Después de mi vuelta a España quedaba la prueba de fuego del revelado. Cuando fui el Lunes a recoger las fotos, cruzaba los dedos. Las primeras fotos eran ... ¡Un desastre! (Todas las de M. Barre) pero afortunadamente del concierto de Jethro eran buenas, incluso algunas muy buenas. Menos mal, si la llego a cagar con las fotos me habrían llovido muchas críticas aunque desafío a cualquiera a ver si puede hacer fotos mejores con las circunstancias desfavorables que he contado, aunque sé que tenia para lo bueno y para lo malo, la responsabilidad de "enseñar" alguna instantánea de aquello.
Bueno, perdón por alargarme tanto pero desde mi humilde posición de narrador quería que todo aquel que no estuvo conociera todos los pormenores de mi subjetivo punto de vista de aquel viaje. Si a alguien le ha parecido aburrido, pido disculpas y si a otros les ha parecido que "remotamente" estuvieron allí, pues muchas gracias.
Sinceramente: Un Tulliano mas